CAMBIAR DE CUERPO POR UN RATO
Crónica del concierto y grabación del CD en vivo
de La Roja (Caroline Cruz) en el Ekeko de Barranco.

 

 

¿Qué estamos dispuestos a dar a cambio de una noche de música? ¿Cuántos de nosotros podemos estar sobre el escenario? ¿O debajo? Sólo puedo hablar por mi. Y mi respuesta es una pregunta:
¿lo daría todo?…

Cargar con el tema de la música en Lima, en Perú, en Latinoamérica, es un asunto difícil para un compositor-cantautor-trovador-rockero. Tocas de noche y trabajas de día. ¿Cuántos podemos realmente vivir sólo de la música? Pero aún así, el sueño de subir a un escenario y compartir con tus amigos, con el público, es una experiencia absolutamente fascinante y tal vez, junto al cine y el teatro, sea una de las artes en las que el feedback del público es inmediato y avasallador. Nadie quiere pasarse el resto de su vida tocando en su cuarto o en reuniones con amigos. ¿Quién no sueña con tener una grabación-maqueta-producción? Para unos, el camino es más corto que para otros, pero creo que la sensación de tocar en vivo nos lleva a un punto en común.

El 23 de agosto fue mi noche. Después de muchos meses de no tocar en vivo, ese día tenía que ser especial. ¿Por qué no agregarle una aventura más?… Mi amigo Pau, desde España, me dice en un chat: "¡Graba el concierto en vivo y saca un CD!"… Y así, a 20 días del concierto, en Lima, comenzamos a movilizar a la gente para ese día. Lucho se encargó de conseguir a los músicos, al arreglista, separar la sala de ensayo y encargarse de la dirección musical. Romina comenzó a mandar mails para convocar a los amigos y vender las entradas. Anita desde Cuzco maquinando como sería el diseño del CD, impulsándome siempre a tomar esa aventura. Yo llamé a mis amigos músicos de toda la vida, Fabrizio y Papita, para tocar una parte acústica de 4 canciones. Busqué a Diego para traducir al español dos covers para ese día: La historia de Isaac, de Leonard Cohen -en versión Suzanne Vega-, y Para ver las meninas, de la brasilera Marisa Monte (lástima que no hubo tiempo de practicarlas).

Ensayos los fines de semana, los días de semana después del trabajo, en el trabajo (gracias Gabriel!). Lo único que faltaba era armar un mini estudio móvil para llevarlo al Ekeko de Barranco y grabar esa noche. "¿Alfre , qué vamos a necesitar?... ¿Podrás llevar tu consola, tu DAT y tu micrófono?"… y José … "¿Puedes llevar tus efectos, Alessis???" … José estuvo en toda la asistencia y monitorie del sonido ese día.

El domingo 19 hicimos una ficha técnica de cada canción (12 en total) para lograr una buena comunicación entre músicos y equipo técnico. Los instrumentos: batería, dos guitarras electroacústicas (nylon y metal), bajo, teclado y flauta traversa. Para Colibrí: zampoña, charango, chakchas y bombo. En Afuera hay que mandar una secuencia para el baterista y los músicos. Dos secuencias, La sombra y Tu sonido, van solas, y sólo la voz de la Roja encima… Me preguntaba ¿cómo se sentirá cantar completamente sola en el escenario mientras la secuencia hecha en la computadora suena atrás?… Nunca lo descubrí. Será para el próximo concierto.

Finalmente, ese día, el 23… llegó.
La prueba de sonido desde las 6 pm. Giancarlo con la batería, Alejandro en bajo, Lucho en guitarra, Pablo en teclado y yo en la voz y guitarra para algunas. Papita y Fabri llegaron después. Cuando trabajas tanto tiempo con el mismo sonidista ocurren cosas fantásticas e increíbles… Sólo bastó probar la primera canción. Mi voz estaba totalmente ecualizada y el monitor perfecto. ¡Grande, Alfre!…

Por primera vez estaba del otro lado de la producción. Esa noche era solamente la compositora-cantante más feliz del mundo. Todos los amigos, conocidos y músicos llegaron con su aplauso y quedaron registrados para el resto de los tiempos en una noche memorable para mi. Todos sabían que se trataba más de la grabación de un disco en vivo, que de un concierto. Sabían que las canciones podrían repetirse más de una vez hasta que la toma quedara buena… Así que no faltaron los "¡Corte! … ¡Vamos a repetir esta canción!…."
Les voy a contar algo: ¡Hubo un momento en que tuve 30 segundos de una alucinada bravaza!... Cuando Pablo estaba tocando un solo de piano en Mina... imaginé, con su feeling jazzero y sus acordes tensos, que estábamos en New York, en un pub de ésos donde los músicos tocan y tocan toda la noche (como en las películas)... con unas 20 personas que escuchaban con atención... y así era esa noche... hasta la 1:30 de la mañana... fue fabuloso.. se quedaron los sobrevivientes... menos gente... mas íntimo... luz de vela en las mesas de el Ekeko... y yo trataba de sacarme completamente, de entregarme... ahí se sucedieron esos minutos de gloria, de transformación, de cambiar de cuerpo por un rato... de felicidad absoluta, inolvidable... ahí me vi por primera vez con un estilo de música definido... concebía la música como vida, como compartir, un lenguaje de conocimiento interno, externo, absolutamente vivo y creativo. Percibí un feedback con el publico... pude escucharlos a ellos... tuve una felicidad plena... de una manera "precursora" para mi.
Ahora puedo decir qué es la música para mi. La música (y especialmente en vivo) es compartir mundos internos que sólo pueden conocerse a través de ese lenguaje, del lenguaje del sonido,
totalmente abstracto... jamás se podrá expresar verbalmente lo que se siente... y no lo había experimentado con tanta claridad hasta ese día... acompañada de músicos de excelente calidad, me di cuenta que siempre estuve sola con mi guitarra… siempre estuve sola... siempre estuve lo suficientemente tensa como para dejar pasar esta hermosa experiencia... siempre estuve preocupada por la organización... no me dejaba disfrutar, ni sentir placer...
Solamente por esos momentos... respondo con una afirmación: Sí, lo daría todo.


larojita@hotmail.com

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